domingo, 1 de enero de 2012

La luz de la vela

Había demasiada calma, la lluvia de ayer arrasó con todo, solo quedaba yo en mitad de la nada, hablando en el desierto, sin montañas alrededor y escuchando el eco. Noté que no había aire y en el vacío mis gritos andaban, rodeando lo poco que quedaba de mi vida, que flotaba en la nada después de la tormenta. Salté y toqué el cielo, caí y baje al mundo, salté y llegué y choqué contra el techo, perdí el conocimiento y rompí la barrera del silencio, que entre ronquidos y quejas me condujeron a un nuevo día en la misma jaula. Corrí y me encontré a la lluvia charlando con el viento, el trueno dormía y el sol estaba enfermo... corrí y seguí corriendo, hasta volver al mismo sitio y repetirlo todo de nuevo.
Anocheció y hablé con la luna nueva donde cené a la luz de las velas

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