Al regresar a casa después de un largo día, bajé al supermecado justo antes de que cerrase, corrí cuanto pude a comprar aceite de girasol, pues no tenía suficiente dinero para comprar aceite de oliva, e insecticida, pues últimamente mi casa parece que esta siendo compartida con pequeños alienígenas de aspecto feo y bastante asqueroso.
La cuestión es que llegué a tiempo a la tienda, donde una chica de mantenimiento se peleaba con la maquina de limpiar mientras la miraba con desesperación, puesto a que aquella maquina, más que limpiar ensuciaba. Corrí por los pasillos, esquivando la zona de yogures y carnes, cogí el aceite y me apresuré a coger el insecticida, pues claramente a mi no me haría ninguna gracia tener que cerrar más tarde de mi hora porque a un muchacho no le haya dado tiempo a comprar antes y se le haya hecho tarde para hacer la compra, por lo que cogí el insecticida, esquivando la sección de dulces y repostería cuando de reojo encontré la el chocolate blanco de untar donde me enfrenté a mi mismo para decir que no y proseguí mi camino hacía la caja hasta colocarme detrás de una mujer que aproximadamente tendría la edad de mi madre (alrededor de unos 45).
Y dejándonos de tonterías e incógnitas llegamos al eje de la cuestión, la razón de este texto, porque es realmente lamentable, triste y espantoso.
La mujer de delante, llevaba gafas sol y no podía ver el dinero que tenía que darle a la cajera, en lugar de quitarse las gafas, le ofreció el monedero donde guardaba la calderilla y los billetes pequeños y entonces la cajera, en su intención de ir un poquito más rápido, volcó el monedero sobre la caja, dejando caer unas semillitas junto al cambio, tuvieron una breve conversación sobre que las semillas dentro del monedero, eran amuleto de abundancia y después de cobrarle el cambio, la muchacha de la caja, comenzó a meterle las semillas en un falso bolsillo, por lo tanto, por mucho que metiese dichas semillas en el monedero, siempre quedaban semillas encima de la caja, hasta que la mujer de las gafas de sol al fin se dio cuenta, a lo que la mujer me miró y pidió disculpas por su error de una manera que me ofendió. Sus palabras concretamente fueron... "Disculpa, es que somos mujeres, y bueno, ya sabes, somos un poco lentas."
Me quedé sin palabras aunque intenté hablar y me salieron las palabras atrofiadas por lo que, pensé y volví a hablar para contestarle.
"Puedo disculparle, porque tarde un poco más de la cuenta, pero el motivo no es que sea mujer, sino un pequeño accidente."
La mujer, asintió con la cabeza, mientras escuchaba las palabras de la cajera y se marchó, esquivando los charcos que estaba dejando la maquina de limpiar.
Y yo, como tonto me quedé en la cola, sin saber que hacer, impactado, comentando con la chica de la caja la desagradable situación, asqueados los dos, por un hecho, que hoy en día, únicamente debería estar en los libros de historia, recordando los errores que en un pasado cometimos, pues todos somos personas y nadie es menos que nadie únicamente por su sexo, color o religión.
Esta entrada va dedicada a todas las mujeres y en especial a mi amiga Pilar.
He estado pensandolo mucho y siento tristeza por esas personas que piensan en que el simple hecho de ser hombre o mujer es algo suficientemente fuerte para etiquetar a una persona, me cansan los estereotipos sexista y la publicidad de cocinitas para niñas y camiones para niños,
He estado pensandolo mucho y siento tristeza por esas personas que piensan en que el simple hecho de ser hombre o mujer es algo suficientemente fuerte para etiquetar a una persona, me cansan los estereotipos sexista y la publicidad de cocinitas para niñas y camiones para niños,
Me jode mucho la poca valoración que se tienen algunas personas así mismas, a causa de la educación recibida.
Me indigno, y tras mucho pensar y reflexionar... lo que más me jode y me revienta... es que existe la posibilidad de que esa mujer no se quitó las gafas de sol, para darle el dinero ella misma, porque no sabía sumar y le avergonzaba aceptarlo... PORQUE LE EDUCARON QUE ESTUDIAR ERA COSA DE HOMBRES...
Ufff... hay tantas cosas injustas en este mundo que me quedo sin palabras... Pero no dejaremos de luchar.
Lo que nos convierte en personas es pensar y amar, quien no piensa es solo una maquina, quien no ama es solo una bestia.
O a lo mejor, y es peor aún, no se quitó las gafas porque llevaba los ojos marcados.
ResponderEliminarMe ha emocionado mucho la entrada de hoy.
Muchas de esas cosas injustas se irán solucionando con el tiempo. Otra cosa es que sea tan difícil hacer las cosas bien a la primera (o cambiarlas de un sólo golpe), y sigamos viendo injusticias durante generaciones. Pero de la Historia podemos inducir que las cosas, en general, van a mejor. No digo que nos durmamos, sino que no nos agobiemos.
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