La noche de ayer no dormí nada, demasiados pájaros en mi cabeza, de cosas que debería hacer pero no hago.
Hace algún tiempo que no escribo por aquí, y a esta entrada no le voy a dar repercusión alguna, estoy buscando la inspiración y las ganas de escribir, pero no aparecen, quizá deba de encontrarlos en un trozo de papel en blanco, enfrentarme a esa claridad, donde todas mis dudas son iluminadas, y corromper la pureza del folio con los tachones de la tinta de un bolígrafo cualquiera, pues mi pluma se quedó guardada en un cajón de casa de mis padres. O por el contrario, debería de recargar la maquina de escribir, y volver a reflexionar con el sonido de cada letra marcada a martillazos en el papel. O incluso, quizá y solo quizá, debería de cerrar los ojos y dejar mis manos sueltas, pintando sobre una hoja, para encontrar la mezcla perfecta, de los colores que forman mi pensamiento y entonces, únicamente entonces, escribir lo que mi subconsciente dice.
Y si nada de esto funciona, a emborracharse, que escribo peor, pero escribo con el corazón.
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